Tras reflexionar sobre el
concepto de “aprendizaje autorregulado”, considero que hace referencia a la
capacidad que presentamos cada uno de nosotros de guiar nuestro propio proceso
de aprendizaje; es decir, haría referencia a un aprendizaje autónomo por parte
del alumno en el que es él mismo el que gestiona su propio aprendizaje. Pero
hay que tener en cuenta que para poder llevarlo a cabo, es necesario que el
alumno sea consciente de lo que esto implica. Esta claro que es primero el
profeso,r el que tiene que dar las pautas y poner a disposición de sus alumnos
las condiciones y los requisitos necesarios para que sus alumnos alcancen este
objetivo, que es por otra parte, uno de los objetivos que el nuevo sistema
educativo pretende.
Entiendo que este aprendizaje
basado en el alumno y en su propio proceso de aprendizaje puede ser muy
positivo, en el sentido de que nadie mejor que uno mismo es capaz de conocer
cuáles son sus fortalezas y dónde están sus debilidades.
Considero que está también muy
relacionado con la curiosidad, con las ganas de aprender
aquellas cosas nos suscitan interés y que nos llaman la atención. Por eso creo que
juega un importantísimo papel en este tema la motivación del niño. Si un niño
no muestra ninguna motivación, por muchas oportunidades que tenga de aprender,
jamás conseguirá hacerlo. En lo que he ido observando a lo largo de los años,
he visto como aquellas personas que muestran curiosidad e interés por las cosas
y por el mundo que les rodea, son las que adquieren un bagaje de conocimientos
mucho más amplio y hacen que su aprendizaje sea mucho más significativo.
A simple vista, puede parecer una
tarea fácil pero existen una serie de condiciones contextuales que hacen que en
la enseñanza se facilite o se entorpezca.
Conseguir un aprendizaje autorregulado en los alumnos implica cambiar
muchas de las técnicas y de los métodos de la enseñanza: la autoridad del
profesor (ejerciendo la autoridad pero sin ser autoritario), el papel del
alumno como protagonista de su propio aprendizaje, los mismos contenidos ,
dejando a cada alumno que avance a su ritmo en función de sus intereses y de
sus capacidades y no esperando que todos lleguen al mismo nivel; pues cada uno
de nosotros somos únicos y diferentes al resto, lo que implica que no todos
vamos a conseguir lo mismo al mismo tiempo, que el medio en el que los niños
desarrollen su aprendizaje sea adecuado a las características que presenta
dicho niño (aula amplia, con suficiente luz..), entre otras.
En definitiva, dejar a los
alumnos que sean conscientes y protagonistas de su aprendizaje, dándoles las
claves y estrategias necesarias para que puedan seguir aprendiendo; centrando
la enseñanza en el alumno, en sus capacidades, intereses y dificultades. Sería
conseguir que el aprendizaje fuese una satisfacción y no una obligación.
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